Los 3 tipos de cáncer de piel (causas y síntomas)

El de piel es uno de los cánceres más comunes y suele desarrollarse en las capas expuestas a la radiación solar. Dependiendo de su naturaleza, estos tumores pueden ser de distintos tipos. Veámoslos.

Tipos cáncer piel

El cáncer de piel es uno de los cánceres más comunes en el mundo. De hecho, de los 18 millones de casos de cáncer diagnosticados anualmente en el mundo, más de 1 millón son de piel, convirtiéndose así en el quinto tipo más frecuente, superado solo por el de pulmón, el de mama, el colorrectal y el de próstata.

Y aunque la mayoría de ellos no son mortales si se diagnostican a tiempo, es importante conocer sus características. Y es que, a pesar de que generalmente se desarrolla en zonas de la piel demasiado expuestas a la radiación solar, lo cierto es que también puede hacerlo en regiones que no lo están.

El cáncer de piel agrupa distintos tipos de tumores malignos y cada uno de ellos tiene unas causas y síntomas concretos, así como una gravedad determinada. Conocer todos estos tipos es imprescindible para saber de qué forma podemos prevenirlos.

Por ello, en el artículo de hoy, además de entender qué es el cáncer piel, ver sus causas y dónde se suele desarrollar, haremos un repaso de los principales tipos.

¿Qué es el cáncer de piel?

El cáncer de piel es aquel tumor maligno que se desarrolla en las células de la epidermis, la cual, de las tres que la conforman, es la capa más superficial de la piel. Por debajo tiene la dermis y la hipodermis.

Sea como sea, como cualquier otro tipo de cáncer, el de piel consiste en un crecimiento anómalo y descontrolado de células de nuestro propio cuerpo, en este caso de las células de la piel. En la epidermis, hay tres tipos de células. Y dependiendo de cuáles se descontrolan, estaremos ante un tipo de cáncer de piel concreto. Pero ya llegaremos a eso más adelante.

Por ahora, basta con entender que este crecimiento anómalo de las células surge debido a una mutación en su material genético, cosa que las lleva a no poder regular de forma normal su sistema de replicación. No saben cuándo tienen que reproducirse y cuándo no, lo que hace que crezcan más de lo que deberían.

Cuando esto sucede, las células resultantes van formando un tumor, que es una masa de células cuyo “reloj” biológico está desregulado. Si este tumor no compromete la salud de la persona ni hay riesgo de que migre a órganos vitales, estamos ante un tumor benigno. Si, por el contrario, afecta a la salud y/o puede hacer metástasis a otras regiones del cuerpo, ya estamos hablando de un tumor maligno o cáncer. Es decir, todos los cánceres son tumores pero no todos los tumores son cánceres.

Por ello, es importante diagnosticar la enfermedad rápidamente antes de que el cáncer haga metástasis. Si se consigue una detección precoz, es posible que una cirugía de extirpación sea suficiente para curar el cáncer. Sin embargo, si se le ha dado tiempo a crecer y expandirse, quizás haya que recurrir a tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia. Si el cáncer está localizado, el índice de supervivencia es de más del 98%.

Capas piel

¿Por qué se desarrolla?

Se desarrolla porque las células de nuestro cuerpo sufren una mutación genética que, por azar, altera su capacidad de regular las divisiones. Normalmente, es la radiación solar la que incita las mutaciones que, a la larga, pueden provocar que el material genético de las células de la piel esté tan dañado que no regulen su ciclo de reproducción. De ahí que se diga que el sol es un potente agente cancerígeno.

De hecho, prácticamente todos los cánceres de piel son debidos al exceso de exposición a la radiación solar. De ahí que la mejor forma de prevención sea limitar el tiempo que pasamos al sol y, evidentemente, utilizar crema solar protectora.

De todos modos, no hay que olvidar que, aunque este factor es muy determinante, también hay un claro componente genético, el cual predispone a algunas personas a desarrollar cánceres incluso protegiéndose de la radiación solar.

Del mismo modo, hay cánceres de piel que se desarrollan en zonas que nunca (o casi nunca) están expuestas a la radiación solar, como por ejemplo los pies, en cuyo caso las causas siguen sin estar demasiado claras.

Por ello, es importante revisar periódicamente nuestra piel e ir en busca de cualquier lunar, lesión o llaga nueva y cuyo origen no conozcamos. Ante la mínima sospecha, es muy importante acudir al médico, especialmente si se cumplen los factores de riesgo: tener muchos lunares, la piel clara, antecedentes familiares de este cáncer (el factor hereditario no es el más importante pero existe), un sistema inmune debilitado…

¿Qué tipos de cáncer de piel existen?

Como hemos mencionado anteriormente, en la epidermis (la capa más externa de la piel, en la que se desarrolla el cáncer) existen tres tipos de células: melanocitos, basales y escamosas. Dependiendo de cuál sea la que altera su ritmo de división, estaremos ante un tipo u otro.

De largo, el tipo más grave es el que afecta a los melanocitos. Por ello, la clasificación tradicional va acorde a si el cáncer se desarrolla en estas células o en las otras. En este sentido, la primera división es de cáncer melanoma y no melanoma.

1. Melanoma

El melanoma es el tipo de cáncer de piel más agresivo, aunque, afortunadamente, también es el menos común. De todos modos, se siguen registrando más de 280.000 casos anualmente en el mundo. Como podemos deducir, es el cáncer que se desarrolla en los melanocitos.

Los melanocitos son las células de la epidermis encargadas de sintetizar la melanina, un pigmento que sirve de protección natural contra la radiación solar, además de determinar el color de nuestra piel. Los melanocitos se encuentran en la parte más baja de la epidermis, cosa que tanto complica la detección como incrementa las probabilidades de que afecte a la salud y disemine.

Aunque lo más común es que se desarrolle en las regiones de la piel más expuestas a la radiación solar, como la nariz, las orejas, las manos, etc, lo cierto es que los melanomas pueden aparecer también en zonas que están alejadas de la luz. Se han registrado incluso casos de melanomas en los intestinos.

Si se detecta rápidamente, el melanoma puede tratarse de forma relativamente sencilla con cirugía. El problema es que muchas veces no da manifestaciones visibles, pues al estar los melanocitos en capas más profundas, no siempre se observan lunares ni lesiones en la piel.

Esto hace que, a menudo, solo se detecte cuando ya ha diseminado a otros órganos y la sintomatología ha empeorado, por lo que es posible que se requiera de quimioterapia o radioterapia.

Melanoma

2. Cáncer de piel no melanoma

Los cánceres de piel que se desarrollan en células distintas a los melanocitos conforman su propio grupo, pues sus características son similares y su gravedad es mucho menor a la del melanoma, aunque siguen siendo, evidentemente, peligrosos.

Son también los más frecuentes. En contraposición a los 280.000 casos de melanoma, de este grupo se registran más de 1 millón de casos anualmente. El no melanoma es el cáncer que se desarrolla en las células basales o bien en las escamosas. Veamos las características de cada uno de ellos.

2.1. Carcinoma de células basales

El cáncer de células basales, conocido más comúnmente como carcinoma de células basales es el que se desarrolla en este tipo de células. Las células basales son las que se encuentran en la base de la epidermis, justo por debajo de la capa de células escamosas. Su función es la de producir nuevas células epiteliales, es decir, renovar la piel.

Este tipo de cáncer tiende a aparecer en las zonas de la cabeza (sobre todo la nariz) y del cuello más expuestas a la radiación solar, aunque pueden desarrollarse en otras partes del cuerpo, incluidas aquellas que no están expuestas a los rayos del sol, incluidos los genitales.

A diferencia del melanoma, su detección precoz es más sencilla, pues se observa la aparición de una llaga que surge sin explicación aparente y que no consigue sanar. El carcinoma de células basales suele observarse como una lesión con bultos traslúcidos donde se observan los vasos sanguíneos, parches escamosos y rojizos, marcas marrones, negras e incluso azules o por cicatrices de color blanco.

La cirugía de extirpación suele ser suficiente y muy raramente trae complicaciones graves, pues, además de que su detección rápida hace que se trate precozmente, es muy poco frecuente que haga metástasis a otros órganos.

Carcinoma células basales

2.2. Carcinoma de células escamosas

El cáncer de células escamosas, conocido más comúnmente como carcinoma de células escamosas o carcinoma espinocelular, es aquel que se desarrolla en este tipo de células de la epidermis. Las células escamosas constituyen la capa más superior de la epidermis, es decir, la que está en contacto con el exterior. Su función es la de separarnos del medio.

Sin embargo, su posición hace que estén más expuestas a la radiación solar y, por lo tanto, que sea el tipo de cáncer de piel más común. En este sentido, el carcinoma de células escamosas suele desarrollarse en las manos, la nariz, los labios, las orejas, etc, aunque, como todos, puede hacerlo en zonas protegidas de la radiación solar, incluida el interior de la boca.

Al igual que el de células basales, su detección precoz es bastante sencilla, pues se observan con facilidad las lesiones en la piel, las cuales suelen consistir en llagas con costras escamosas, bultos firmes y rojizos o unos parches que recuerdan a una verruga.

A diferencia del anterior, aquí hay más riesgo de que disemine a otros órganos (aunque sigue siendo poco frecuente), por lo que, teniendo en cuenta que es también el más común, hay que estar atento a la posible aparición de estas lesiones y solicitar atención médica antes de que haga metástasis.

Es relativamente común que disemine a los ganglios linfáticos, una situación potencialmente mortal. Por ello, lo mejor es un diagnóstico precoz que permita curar la enfermedad con cirugía y no tener que recurrir a tratamientos más agresivos como la quimioterapia o la radioterapia.

Carcinoma espinocelular

Referencias bibliográficas

  • World Cancer Research Fund International. (2019) “Diet, nutrition, physical activity and skin cancer”. WCRF.
  • American Cancer Society. (2017) “Skin Cancer”. American Cancer Society.
  • Iregui Piñeros, M.L., Ronderos Osorio, J. (2017) “Cáncer de piel: Una realidad cotidianamente ignorada”. Carta Comunitaria.
  • Lobos, B.P., Lobos, S.A. (2011) “Cáncer de piel no-melanoma”. Revista Médica Clínica Condes.
  • Castañeda Gameros, P., Eljure Téllez, J. (2016) “El cáncer de piel, un problema actual”. Medigraphic.
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