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En los últimos tiempos hemos asistido a un avance espectacular en el ámbito de la medicina. Gracias a ello, hoy es posible detectar enfermedades de manera cada vez más precoz, pudiendo así intervenir sobre ellas con tratamientos con elevados niveles de eficacia. Este progreso ha favorecido el incremento de nuestra esperanza de vida y una mejora en el estado general de salud de la población. Si bien dichos logros deberían haber favorecido una mayor tranquilidad en materia sanitaria entre la población, la realidad es que no es así.
De esta manera, nos encontramos ante una situación paradójica. Cuantos más avances se logran en el campo de la medicina, más habitual es que las personas se preocupen en exceso por su salud, valorando ante el más mínimo síntoma la posibilidad de padecer una grave enfermedad. Esta preocupación obsesiva acerca de la propia salud puede conducir a un trastorno psicológico conocido como hipocondría o trastorno de ansiedad por enfermedad. Este problema es más común de lo que parece y es por ello que resulta importante conocerlo.
Esta es una condición que puede pasar desapercibida durante mucho tiempo, pues rara vez la persona afectada es consciente de que lo que le sucede es un fenómeno psicológico. Por el contrario, quien sufre este problema se encuentra convencido de que padece una severa enfermedad orgánica que aún no ha sido diagnosticada. En estos casos, no sólo sufre el propio paciente, sino también su entorno más cercano.
Los familiares suelen sentirse angustiados al ver que la persona muestra quejas físicas reiteradas que asocia con patologías graves, comprobando constantemente su cuerpo en busca de indicios y preguntando a quienes le rodean su opinión al respecto.En esta tesitura, la familia puede favorecer el mantenimiento del trastorno en su intento de ayudar. Por ello, es importante conocer algunas pautas para saber cómo ayudar a una persona hipocondríaca de la mejor forma posible.
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¿Qué es la hipocondría?
La hipocondría es un trastorno mental que se asocia con una preocupación excesiva y constante por la salud. La persona tiende a exagerar determinados síntomas que pueden ser reales, pero que ésta asocia directamente con el padecimiento de una enfermedad grave. De esta manera, cualquier marca en la piel, cualquier dolor o cambio percibido en el cuerpo son vividos con una enorme ansiedad, pues automáticamente el individuo asume que está gravemente enfermo.
Los pacientes hipocondríacos no son conscientes de que sufren un problema psicológico. Por ello, suele ser el propio entorno el que reconoce que algo no va bien. La persona hipocondríaca tenderá a pasearse por diferentes consultas médicas, realizándose todo tipo de pruebas para asegurarse una y otra vez de que su salud es adecuada.
Tras la visita a un doctor, se vive una aparente tranquilidad, aunque la preocupación suele volver pasados unos días. De esta manera, el individuo afectado se ve atrapado sin ser consciente en un dinámica muy compleja, donde cada vez se produce una mayor observación del propio cuerpo, lo que acrecenta la ansiedad y la necesidad de acudir a la consulta médica para hacer las pertinentes comprobaciones. Así, la persona que sufre hipocondría vive con una perpetua sensación de enfermedad, que realmente nunca termina de remitir.
La hipocondría se define como un trastorno de ansiedad, donde el componente central es un miedo irracional a caer enfermo. Se trata de un problema de salud mental que puede generar un enorme sufrimiento e interferencia en la vida normal de la persona afectada, pues la hipervigilancia y el temor permanente pueden conducir a otros problemas secundarios como la depresión.
El paciente termina por destinar el grueso de su tiempo a buscar información confirmatoria de sus temores, visitando diferentes médicos y afirmando que los resultados de las pruebas que niegan la existencia de alguna enfermedad son erróneos. Todas estas alteraciones deterioran, como es esperable, las relaciones sociales y el funcionamiento normal en el plano laboral y personal.
Síntomas de la hipocondría
A continuación, vamos a comentar los síntomas más característicos de la hipocondría. Las personas hipocondríacas se preocupan por su salud de manera obsesiva, por lo que cada pequeño signo o cambio detectado en su cuerpo se vive con una angustia y miedo intensos. Cualquier leve dolor de cabeza, tos, problema digestivo o lesión cutánea es vivido de manera casi delirante.
Hay una tendencia marcada a autoobservarse y explorar el cuerpo buscando indicios de que se sufre una terrible enfermedad. La persona carece de conciencia de su problema real, la hipocondría. Por ello, muestra un convencimiento total de que sufre una enfermedad grave que aún no ha sido diagnosticada. El paciente puede describir sus síntomas de una manera sorprendentemente precisa, con infinidad de detalles que son poco trascendentes.
La persona acude continuamente a diferentes médicos y especialistas, con el fin de que se lleven a cabo exploraciones y pruebas. Aunque esto es tranquilizador en el corto plazo, la preocupación y el malestar no tardan en volver. Existe una marcada sugestión, de manera que la persona puede verse influida negativamente por la información del exterior. Oír hablar de enfermedades nuevas, como por ejemplo el COVID-19, puede ser un potente detonante para que aparezcan nuevos supuestos síntomas que señalan que se sufre esa enfermedad.
Cómo ayudar a una persona hipocondríaca: 6 claves
Como ya adelantamos, acompañar a un familiar que sufre hipocondría es especialmente complicado. Además de ser una situación desgastante, muchas veces los intentos de ayuda terminan por empeorar aún más el problema. Por ello, es importante conocer algunas claves útiles para brindar ayuda de la forma más eficaz posible.
1. Anima a esa persona a acudir al psicólogo
Tratar de racionalizar los pensamientos que tiene esa persona sobre su salud es inútil, pues con ello sólo se consigue avivar su obsesión. En su lugar, lo mejor que puedes hacer es animar a ese familiar a que acuda a un profesional de salud mental, ya que este podrá darle herramientas para entender y manejar sus preocupaciones sobre esta cuestión. Esta es la mejor solución para reducir su temor y obsesión de manera definitiva, pues acudir al médico para descartar patologías sólo brinda un alivio temporal.
2. Trata a esa persona con paciencia y empatía
El papel de la familia ante un problema como la hipocondría no es para nada fácil. Muchas veces, el desgaste que esto provoca hace que los allegados pierdan la paciencia y terminen distanciándose del paciente o culpándole de lo que le ocurre. Sin embargo, lo que más necesita esa persona es acompañamiento y apoyo, pues la incomprensión puede incrementar aún más sus niveles de ansiedad. Es decir, contribuye a retroalimentar el problema en cuestión. Procura hacer el esfuerzo de empatizar con esa persona, evitando emitir juicios que lejos de ayudar favorecen la culpabilidad de quien está sufriendo.
3. No invalides lo que siente
Es importante que los familiares eviten reforzar la obsesión de la persona hacia sus posibles síntomas. Sin embargo, esto no significa que se deba invalidar a la persona con comentarios que restan importancia a su sufrimiento. Si bien no existe una condición orgánica real, el malestar de la persona es verdadero y es clave no negarlo. Por ello, no es aconsejable hacer comentarios como “eres un exagerado/a” o “no es nada”.
4. Evita la sobreprotección
A veces, los familiares caen en el error de magnificar los síntomas referidos por la persona afectada, dando pie a una conducta de sobreprotección. Esto no hace más que incrementar la gravedad del problema, pues el paciente se encasilla en el rol de enfermo. Muchas veces, ocupar este papel en la familia brinda beneficios secundarios (más cuidados, atenciones, evitar problemas…) que favorecen el mantenimiento de la situación.
5. Realiza actividades agradables junto a esa persona
La persona que sufre hipocondría sufre enormemente debido a que se encuentra atrapada en un bucle de preocupaciones y obsesiones constantes acerca de su salud. En este sentido, una forma de ayudarla puede ser proponer actividades agradables que le permitan desconectar y desviar la atención de esos pensamientos. Por ejemplo, salir a dar un paseo, cocinar, pintar o ver una película.
6. Evitar búsquedas desesperadas en internet
Las personas hipocondríacas suelen recurrir a las búsquedas en internet como medio para comprobar si sus síntomas se ajustan a alguna enfermedad. El problema de esta estrategia es que la información de la red no siempre es cierta, además de que la detección de una enfermedad es algo que sólo puede llevar a cabo un profesional de la salud, pues va mucho más allá de comprobar un listado de síntomas.
Añadido a esto, las búsquedas en internet pueden ser una mala idea debido a que llevan a la sugestión, de manera que lejos de calmarse, la persona comienza a sentir nuevos síntomas que ha leído en alguna página web. Por ello, es recomendable hablar con esa persona acerca de este punto y animarle a que evite caer en la trampa de comprobar su malestar en internet.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de cómo ayudar a una persona que sufre hipocondría. Este problema de salud mental genera mucho sufrimiento en la propia persona, pero también en su familia. Por ello, es fundamental que los seres queridos conozcan algunas pautas para ayudar a su familiar adecuadamente.
