Las 7 diferencias entre manía y obsesión

Te explicamos las características principales y las diferencias entre estos trastornos mentales.

Diferencias entre manía y obsesión

Los trastornos que afectan a la salud mental son una fuente de dificultades para un gran número de personas. Estos trastornos son habitualmente más complicados de detectar que otras patologías con manifestaciones clínicas más obvias, lo que dificulta que las personas afectadas por ellos busquen el tratamiento adecuado.

Tanto la manía como las obsesiones son tipos de trastornos mentales que podemos padecer si se dan las condiciones acompañantes adecuadas. Estar informado acerca de sus diferencias y características facilita entre otras cosas buscar el apoyo necesario por parte de profesionales de la salud mental.

Definición de manía y obsesión

Antes de comentar sus diferencias, fijémonos en sus definiciones para tener un conocimiento más completo y acertado acerca de estos trastornos.

1. Manía

La manía también se conoce como síndrome maníaco. Es un estado alterado a nivel mental y emocional, donde sus afectados experimentan temporalmente emociones de euforia o irritación en niveles muy superiores a los que perciben normalmente.

Existen varios tipos de manía dependiendo de la intensidad de los síntomas y de la presencia o ausencia de síntomas acompañantes. La hipomanía por ejemplo, es un estado maníaco de baja intensidad que no suele acarrear graves consecuencias inmediatas para los que lo padecen. De hecho, algunas personas ven sus estados hipomaníacos como algo positivo, ya que les permite llevar a cabo tareas, por ejemplo creativas, con mayor facilidad

Otros tipos de manía más graves sí tienen efectos más tangibles en la vida de sus afectados, como por ejemplo en los episodios de manía que padecen personas con trastorno bipolar de tipo 1. Estos pueden evolucionar desde un estado de hipomanía hasta un estado de manía acompañada de psicosis o convulsiones.

En general, los síntomas típicos de la manía son la mayor expresión afectiva y la labilidad emocional, acompañados de otros como falta de concentración, disminución de la necesidad de dormir o la hiperactividad.

Dependiendo de si se trata de emociones eufóricas o irritantes, el comportamiento del afectado variará, pudiendo virar de una a la otra con facilidad, causando conductas impulsivas e inclusive violentas.

2. Obsesión

Las obsesiones se puede explicar como formas de pensar que causan que la mente de sus afectados se aferre una y otra vez a una idea fija. Habitualmente están causadas por el estrés psicológico y la ansiedad, que a su vez pueden agravar en los casos en los que la obsesión no desaparezca por sí sola.

Si bien es común que a lo largo de nuestras vidas padezcamos en algún momento de algún pensamiento repetitivo y molesto, el impacto que tiene sobre la población general es bajo. En personas que ya presenten algún tipo de patología psicológica o psiquiátrica las obsesiones se dan con mayor frecuencia y pueden evolucionar con mayor facilidad a obsesiones de gravedad.

El trastorno obsesivo compulsivo puede darse cuando el sujeto necesita realizar acciones para minimizar los efectos desagradables de sus obsesiones sobre su salud mental, pudiendo llegar a causar un gran malestar y problemas para desenvolverse en la vida diaria con normalidad.

Diferencias entre manía y obsesión

Diferencias entre manía y obsesión

Tanto la manía como la obsesión son términos que se utilizan en el ámbito de la salud mental para explicar diferentes trastornos. La manía está caracterizada principalmente por ser un estado de emociones elevadas, sean en forma de euforia o de irritación. Las obsesiones en cambio se definen como fijaciones intrusivas que pueden llegar a afectar la calidad de vida de las personas que las padecen dependiendo de su evolución.

A continuación comentamos algunas de las diferencias entre ambos trastornos, desde sus síntomas hasta su evolución:

1. La manía tiene mayor peligrosidad para el afectado

La manía puede definirse como un estado anímico elevado, con emociones principales que pueden ser tanto de euforia como de irritabilidad. Las personas afectadas por un episodio de manía, especialmente aquellas que también sufran de episodios depresivos (como las personas que padecen de trastorno bipolar), tienen un riesgo aumentado de suicidio e ideaciones suicidas.

Al juntarse las ideaciones suicidas, habituales en los trastornos depresivos, con la subida de energía e impulsividad de la manía, se obtiene una peligrosa situación en la que el afectado encuentra la energía y motivación suficientes para realizar sus ideaciones suicidas.

2. Las obsesiones pueden ocurrir en cualquier individuo

Las obsesiones ocurren cuando un pensamiento se torna repetitivo y recurrente, pudiendo provocar malestar en la persona que los padece. Las obsesiones son muy variadas y tienen un fuerte componente personal, así que la temática de la obsesión también variará enormemente entre personas, aunque existan ciertas obsesiones más típicas que otras.

Todos podemos padecer una obsesión a lo largo de nuestras vidas, sin que sea necesaria una patología acompañante que las explique. La manía en cambio se trata de un trastorno de mayor seriedad para la salud de sus afectados, que suele estar asociada a patologías más concretas y es menos prevalente.

3. La manía tiene un mayor componente biológico

Parte de la explicación de las manías cae en la biología de las personas. Existen diversos factores genéticos y fisiológicos que predisponen a la manía, especialmente en los casos de trastorno bipolar.

Entre estos factores podemos listar algunos de tipo neurológico, como la hipersensibilidad a estímulos, como también ciertos factores metabólicos, como la expresión alterada de la enzima PKC (proteína quinasa C) o alteraciones en la actividad de neurotransmisores como la dopamina.

4. Están asociadas a distintos trastornos

Las obsesiones no están necesariamente asociadas a una patología acompañante, pero es habitual que las padezcan personas afectadas por el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o que presenten algún tipo de trastorno obsesivo de la personalidad.

Las manías también están ligadas a trastornos principalmente psiquiátricos como el trastorno bipolar, aunque a diferencia de las obsesiones pueden aparecen acompañando a otras patologías, como la esclerosis múltiple o algunas enfermedades cardiovasculares.

5. Las obsesiones suelen desaparecer por sí mismas

La gran mayoría de obsesiones tienen a resolverse por sí mismas con el tiempo sin que esto llegue a afectar gravemente a la vida normal del afectado. De mantenerse por un largo tiempo, pueden causar fuertes sentimientos de angustia y ansiedad, incluso llegando a transformarse en un trastorno obsesivo.

La manía en cambio ocurre de manera periódica, donde el individuo “salta” entre diferentes estados emocionales (de la normalidad a la manía, de la depresión a la manía…). Los estados de manía difícilmente se pueden resolver por sí mismos, a no ser que estén causados por elementos externos.

6. Algunas sustancias pueden empeorar la manía

Algunas drogas que afectan al eje hipotalámico-hipofisario incrementan la probabilidad de padecer episodios de manía, pero también pueden verse causadas por medicación como los antidepresivos, que varían el metabolismo de ciertos neurotransmisores, o por el uso de esteroides anabólicos.

Para la mejora de los episodios de manía, es necesaria la evaluación de la medicación del paciente que los padece, así como también su educación sobre la peligrosidad del abuso de sustancias, dependiendo del caso.

7. La manía puede controlarse con medicación

La manía normalmente no puede hacerse desaparecer definitivamente con la medicación. El tratamiento de la manía requiere de una evaluación cuidadosa de la patología subyacente y de una terapia que incluya tanto la medicación adecuada como del apoyo psicológico del paciente por manos de un profesional de la salud mental.

Medicaciones como el litio son efectivas para disminuir notablemente la frecuencia e intensidad de los episodios de manía, lo que permite a los afectados llevar una vida más estable, que sumado a la obtención de buenos hábitos psicológicos y mentales, pueden ser la clave para el bienestar de las personas la padecen.

Las obsesiones en cambio, cuando no se resuelven por sí mismas, suelen mejorar principalmente gracias a la psicoterapia, siendo la medicación un apoyo para limitar los efectos negativos de las ideas recurrentes.

Referencias bibliográficas

  • Brondolo, Elizabeth; Amador, Xavier (2008). Break the Bipolar Cycle: A Day by Day Guide to Living with Bipolar Disorder.
  • Shin NY, Lee TY, Kim E, Kwon JS (2013). "Cognitive functioning in obsessive-compulsive disorder: a meta-analysis". Psychological Medicine. Doi:10.1017/S0033291713001803.
  • Hanwella, R., & de Silva, V. A. (2011). Signs and symptoms of acute mania: a factor analysis. BMC psychiatry, 11, 137. doi:10.1186/1471-244X-11-137.
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