Obsesión por el dinero (crematomanía): causas y síntomas principales

El dinero es una peligrosa arma de doble filo.

Crematomanía

El dinero es central en el funcionamiento del mundo actual.

Desde que la gran mayoría de los humanos dejaron atrás la economía del trueque, donde se comerciaba mediante el intercambio, el dinero ha resultado clave en el desarrollo de las sociedades. Obviamente, es más eficiente una sociedad que intercambia dinero con un valor específico que otra sociedad que ha de determinar constantemente el valor relativo de los productos que intercambian.

Pero a pesar de ser una poderosa herramienta para la cultura humana, el dinero pasó a dejar de ser únicamente una herramienta útil. La relación entre los humanos y la riqueza que el dinero representa ha sacado lo peor de nosotros incontables veces, repitiéndose a lo largo de la historia.

Una de las formas en las que el dinero es claramente capaz de alterar la vida de los seres humanos es la obsesión por el dinero, conocida a veces como crematomanía, de la cuál hablaremos en este artículo.

¿Qué es la crematomanía?

La crematomanía no es más que el deseo impulsivo de acumular riquezas, que puede llegar a que los individuos que la padecen prioricen este objetivo por encima de todos los demás. En la sociedad actual, una persona increíblemente motivada por ganar dinero y patológicamente impedida de pensar en las consecuencias encajaría perfectamente en la economía de mercado.

Esto es porque los mercados no son más que herramientas de maximización de beneficios, mediante las cuales las empresas crecen mediante prácticas que aumentan sus ingresos mientras hacen los mínimos gastos posibles. Una persona con una obsesión monetaria funciona, en cierta forma, al igual que un mercado financiero.

El problema está en que los mercados son entidades virtuales, sin necesidades ni relaciones afectivas, y una persona es un ser social con necesidades que van más allá del crecimiento económico. La obsesión por el dinero acaba degradando las interacciones sociales y la manera de ver el mundo de aquellos afectados por ella.

¿Qué causa la obsesión por el dinero?

A pesar de la gran cantidad de leyendas, cuentos, refranes y citas de sabios personajes que nos advierten acerca de nuestra codicia, la obsesión monetaria existe con fuerza en nuestra sociedad. Cada año aumenta la riqueza que producimos, pero esta riqueza cae en manos de unos pocos individuos que lejos de repartirla, tienden a acumularla y utilizarla únicamente si esto les dará más ganancias.

Según Intermón Oxfam, en 2018 las 26 personas más ricas del mundo tenían más dinero que los 3.500.000.000 seres humanos con menos recursos. Lo que es lo mismo, 26 personas tenían el mismo poder adquisitivo que la mitad de la humanidad junta. Esta situación completamente ilógica atiende a ciertas razones psicológicas.

El dinero provoca placer

El ser humano, como el resto de animales, tiende a repetir los comportamientos que le provocan placer. Esto es lo que nos lleva a comer, reproducirnos, etc. Si pensamos por un momento en la cantidad de experiencias placenteras que derivan de la acumulación del dinero, no es de extrañar que algunas personas desarrollen una obsesión enfermiza por este.

Llega un punto para algunas personas en las que esta relación entre dinero y placer pierde el intermediario de la transacción económica. Es el dinero, en ese punto, aquello que produce el mayor placer para el que padece de crematomanía. Una obsesión que puede cegar de las consecuencias de nuestras acciones, con tal de ver crecer el número de nuestra cuenta bancaria.

Pese a que es normal alegrarse por recibir dinero, los científicos han descubierto que después de cierto tramo de ingresos, la felicidad no aumenta por ganar más al año. Esta cifra de “cantidad monetaria máxima para la felicidad” se sitúa en los 75.000 dólares americanos anuales, aproximadamente.

Para los individuos sanos, perseguir cantidades por encima de las comentadas anteriormente no provoca felicidad en sí. Para aquellos afectados por la crematomanía, este límite se hace difuso y sólo provoca placer el aumentar la riqueza, independientemente de su tamaño.

El dinero representa poder

Los estratos más altos de las sociedades tienen algo en común, que sus integrantes son individuos con altos ingresos. Esta asociación entre personas de poder y dinero está presente en nuestras vidas constantemente. Muchos llegan a olvidar que es gracias a los esfuerzos de otros (como familiares, empleados, maestros, etc.) que han llegado al lugar donde están.

La realidad es que las personas privilegiadas no se sienten como tal, únicamente sienten que sus esfuerzos han sido debidamente recompensados y que si los demás hubieran trabajado tan duramente como ellos, lo más seguro es que hubieran llegado a una posición similar a la suya. Nada más lejos de la verdad, desgraciadamente.

La necesidad de empoderamiento es típica en aquellas personas con ciertas deficiencias emocionales o de autoestima. Necesitan verse recompensados por sus esfuerzos y sentirse superiores a los demás. Acumular grandes cantidades de dinero les da un símbolo de estatus, un punto de apoyo de su ego desde donde pueden sentirse cómodos.

A la vez, centrar la propia identidad en lo material es una receta para el desastre: siempre habrá alguien con más dinero o más dinero que recaudar. El dinero puede desaparecer rápidamente, una amenaza constante en la mente de aquellos que sufren de crematomanía, ya que de un día para otro su motivo de vida puede desaparecer.

Este pensamiento obsesivo puede acabar controlando la vida de las personas, obligándoles a atesorar dinero a la vez que gastan el mínimo posible, para evitar su pérdida.

Conclusiones sobre la crematomanía

Desgraciadamente para algunos, la acumulación incesante de riquezas no es un camino viable a largo plazo. Nuestro planeta tiene recursos limitados y una capacidad finita para mantener la vida sobre este. Si hacemos crecer nuestra riqueza sin control, estaremos destruyendo no sólo aquello de lo que nos enriquecemos, si no también aquello que nos permite mantenernos con vida.

Por suerte, el dinero no lo es todo para la gran mayoría de personas. Cada vez nos estamos dando cuenta de que ciertas formas de enriquecerse, aunque sean efectivas, sólo le dan beneficios a unos pocos. Aquellos que no tenemos una obsesión patológica por el dinero debemos recordar que, pese a su utilidad y peligro, este es solo una herramienta que podemos utilizar para nuestro beneficio común.

Citas bibliográficas

  • It's about the money. (2013). Neurology. Clinical practice, 3(5), 365.
  • Whillans, A. V., Dunn, E. W., Smeets, P., Bekkers, R., & Norton, M. I. (2017). Buying time promotes happiness. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 114(32), 8523–8527.
  • Smith R. (2006). Conflicts of interest: how money clouds objectivity. Journal of the Royal Society of Medicine, 99(6), 292–297.
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