¿Pueden hombres y mujeres ser ‘solo amigos’?

En personas heterosexuales, ¿la amistad entre sexos puede ocurrir o es una quimera?

¿Pueden hombres y mujeres ser solo amigos?

Que hombres y mujeres difieren en muchos aspectos es algo que resulta evidente, pero a veces, estas diferencias presentes en ambos sexos pueden llevarnos hacia ideas muy radicales.

Por ejemplo, es relativamente habitual escuchar a gente que se cuestiona la posibilidad de que un hombre y una mujer puedan ser amigos.

Como esta parece ser una duda bastante frecuente, en este artículo nos centraremos en este tema preguntándonos: ¿pueden los hombres y las mujeres ser solo amigos?

Las relaciones entre sexos más allá del amor

Si queremos responder a la pregunta que da título a este artículo, lo primero que debemos hacer es preguntarnos de dónde surge esta duda, qué clase de situaciones hacen que nos las planteemos. Para ello, podemos fijarnos en el modo en el que las relaciones entre mujeres y hombres han sido narradas a lo largo de la historia. Es decir, cómo aparecen retratadas en mitos, novelas famosas, poesías, piezas de música, leyendas urbanas, etc.

Y es que las relaciones entre hombres y mujeres son uno de los temas que más interés han generado a lo largo de los últimos siglos. Sin embargo, aunque suene paradójico, esta fascinación por las diferentes formas de socializar que pueden darse entre ambos sexos acostumbra a estar llena de clichés y, concretamente, se simplifica mediante la utilización machacona de una idea: si un hombre y una mujer interactúan de manera significativa, eso tiene que causar sentimientos de amor romántico en alguno de ellos o en ambos.

Así, si nos fijamos en la mayoría de obras de ficción, prácticamente todas las relaciones relevantes entre protagonistas o secundarios de diferente sexo y edad similar son interpretadas a la luz de lo que sus acciones implican de cara a un posible noviazgo o casamiento. Casi todo lo que hacen en relación al otro apunta hacia el amor o hacia el desamor, y solo muy raramente hacia la amistad o la simple cordialidad.

Este bombardeo de versiones diferentes de las mismas historias y tropos, en las que un hombre y una mujer se encuentran y o se enamoran románticamente o se desenamoran trágicamente, da forma a nuestra manera de ver el mundo.

Y este hecho es capaz de hacer que se den absurdos de hacernos dudar acerca de si un hombre y una mujer pueden ser amigos… incluso aunque estemos manteniendo una de esas amistades en carne propia.

Amigos

¿Pueden los hombres y las mujeres ser amigos?

La respuesta rápida a esta pregunta es que sí, claro que un hombre y una mujer pueden ser amigos. Esto es así porque, por defecto, el comportamiento humano es muy diverso y adopta diferentes formas dependiendo de las situaciones a las que nos adaptamos.

En primer lugar, no todo el mundo siente deseos de amor romántico para con el otro sexo, e incluso hay quien ni siquiera experimenta deseo sexual; se trata de las personas asexuales, que aunque han sido obviadas durante siglos, cada vez más pueden expresarse con mayor libertad.

En segundo lugar, incluso entre los hombres y las mujeres heterosexuales, la amistad entre sexos es una realidad. ¿Por qué? Por varios motivos que veremos a continuación.

1. Del contacto no nace el deseo

No es cierto que el simple hecho de pasar mucho tiempo libre con una persona vaya a hacer que surja el interés amoroso hacia la otra persona. En ciertos casos, incluso ocurre lo contrario.

Por ejemplo, se sabe que el enamoramiento está vinculado a una fase inicial en la que se idealiza a la otra persona, pero conocerla mejor hace que esta idealización se desvanezca. Y en estas situaciones, resulta sorprendente darse cuenta de que esa persona, en vez de esta caracterizada por la elegancia y el poder intimidatorio que nos produce alguien que nos gusta, resulta graciosa y genuinamente divertida a cosa de las otras dos cualidades anteriores.

2. Se puede pasar del amor a la amistad

Este es otro de los motivos por los que es muy normal ver a hombres y mujeres siendo amigos. Lo cierto es que incluso si en el pasado ha existido algún tipo de deseo amoroso, el paso del tiempo y la habituación consiguen que poco a poco la relación evolucione hacia una amistad estable y sin frustraciones por no llegar a ser novios.

Es algo tan sencillo como que la mente va siendo entrenada a no esperar una relación amorosa típica de las parejas.

3. La amistad sin deseo sexual es normal

El amor romántico suele ir de la mano del deseo de tener intimidad con la otra persona, una vida sexual común en un sentido amplio. Lo que ocurre es que no a todo el mundo le atraen sexualmente los mismos cuerpos ni el mismo tipo de personalidades, y es muy posible querer la amistad con la que no interesa intimar más allá de lo normal en las amistades.

Esto ocurre tanto en hombres como en mujeres, y si bien los primeros acostumbran a ser más abiertos a la hora de valorar el interés sexual de los demás, ni esto vuelve interesantes a todas las mujeres, ni ocurre con todos los representantes del sexo masculino.

El porqué de esta duda

Otro aspecto a tener en cuenta es que si alguien se pregunta si los hombres y las mujeres pueden ser amigos, esto es normalmente porque ya experimenta un cierto interés romántico o al menos sexual en alguien. Es decir, que quien se lo plantea ya está predispuesto a sentir amor, y no deseo de una amistad convencional, o de lidiar con este sentimiento y posicionarse ante él.

Hay que tener en cuenta esto, porque si bien es cierto que se puede pasar de esta fase a otra en la que el enamoramiento ya se ha ido o no ha llegado a aparecer del todo, esta pregunta puede esconder otra: ¿dejaré de sentirme mal por no tener una relación amorosa con esa persona?

Saber cómo dar solución a estas experiencias de frustración ya es algo que depende de cada caso individual, y en ocasiones, incluso contando con la ayuda profesional de un psicólogo.

En otros casos, esta preocupación surge por el malestar de ver cómo alguien que no nos atrae en lo amoroso siente amor por nosotros. En estos casos hay que tener muy claro que uno no es culpable de que alguien sufra porque no le correspondemos sentimentalmente.

Podemos ayudar a esa persona a sentirse bien, pero en última instancia, es decisión suya decidir si mantener el contacto es bueno o si prefiere, aunque solo sea temporalmente, cortar la relación de amistad.

Referencias bibliográficas

  • Christensen, A., Atkins, DC, Yi J, Baucom, D.H., & George, W.H. (2006). Couple and individual adjustment for 2 years following a randomized clinical trial comparing traditional versus integrative behavioral couple therapy. J Consult Clin Psychol. 74(6):1180 - 1191.
  • Sternberg, J. (1997). Satisfaction in close relationships. Nueva York: Guilford Press.
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