Gestión Emocional para Psicólogos: entrenamiento de habilidades en psicoterapia

Los psicólogos deben entrenar sus habilidades de gestión emocional para que las terapias funcionen.

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Cuando hablamos de gestión emocional, nos referimos al conjunto de habilidades y a las estrategias utilizadas por las personas para reconocer, expresar y comprender sus propias emociones. Una vez regule sus propias emociones, podrá manejar las emociones de los demás de manera efectiva. Implica la capacidad de ser consciente de las emociones para entender su origen, expresarlas y canalizarlas de manera saludable.

Pautas para la gestión emocional de un psicólogo

En el ámbito de la salud mental, los psicólogos necesitan ciertas habilidades para trabajar con las personas y una de ellas es la gestión emocional. Están en continuo contacto con las emociones de sus clientes y pueden verse en situaciones emocionalmente muy intensas, por lo que es recomendable que tengan presente determinadas pautas para gestionar las emociones.

En primer lugar, comprender y conocer las propias emociones. Es importante tener autoconciencia emocional ya que así se sabrá reconocer las emociones y cómo influyen en la terapia. Del mismo modo, discutir casos con compañeros de la profesión y buscar supervisión hace que se tenga un apoyo y se pueda compartir las emociones que se genera tras un caso complicado.

Cuando hablamos de límites, también es necesario que se establezcan para que el psicólogo cuide sus emociones. Es importante ser empático con los pacientes pero hay que marcar límites claros desde el principio para que la relación terapeuta-paciente sea lo más saludable posible. Además, hay que priorizar el autocuidado realizando actividades que resulten placenteras para recargar la energía positiva y mantener la resiliencia. El tener la mente distraída con otras actividades también es efectivo para controlar y reducir el estrés, evitando así el agotamiento.

Por otro lado, es conveniente que el profesional aprenda a tolerar la ambigüedad. En consulta a veces se requiere lidiar con situaciones emocionalmente complejas y aparecen emociones ambiguas, que son importantes entender para manejar la situación. En lo que se refiere a la formación profesional, es saludable estar continuamente activo ya que puede ofrecer nuevas herramientas y enfoques para introducirlos en terapia, abordando así desafíos emocionales cuando estén presentes en consulta. Además, es conveniente que el terapeuta autoevalúe su capacidad de trabajo y si éste está afectando emocionalmente, ajustar la carga del mismo.

En cuanto a las emociones del terapeuta al cliente (contra-transferencia), deben conocerse para gestionarlas de la mejor manera posible. El profesional debe ser un modelo de regulación emocional, mostrar cómo maneja sus emociones de manera saludable puede inspirar al paciente. Finalmente, es recomendable aplicar el mindfulness por parte del terapeuta ya que la atención plena ayudará a estar presente en el momento para llevar a cabo una correcta gestión del estrés y las reacciones provocadas por emociones intensas.

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Habilidades esenciales de un psicoterapeuta

En psicoterapia, el entrenamiento en habilidades para la gestión de las emociones es un factor clave para abordar de manera efectiva las emociones tanto del paciente como del terapeuta. Existen diferentes habilidades específicas y esenciales:

  • Empatía: la capacidad para comprender las emociones de los demás y sentir empatía es fundamental. Para crear un vínculo sólido es conveniente trabajar en dicha habilidad y así los pacientes se sienten comprendidos, expondrán su dolor sin miedo a ser juzgados.
  • Escucha activa: el terapeuta debe prestar atención completa cuando el cliente está comunicando de manera verbal o no verbal. Cuando se lleva a cabo la escucha activa, se podrá captar las emociones del cliente.
  • Autoconciencia emocional: es importante que el profesional sea consciente de sus emociones y cómo influyen en la interacción con el paciente.
  • Validación emocional: validar las emociones de los clientes ayuda a forjar la alianza terapéutica de manera más efectiva.
  • Tolerar la ambigüedad: la terapia implica lidiar con las emociones ambiguas que aparecen a lo largo de todo el proceso. Ésto permite al terapeuta manejar la incertidumbre y la complejidad sin sentirse desbordado.
  • Mostrar los sentimientos: cuando el terapeuta refleja sus sentimientos, el paciente se siente comprendido y observa que sus sentimientos son entendidos por parte del profesional.
  • Comunicación: las habilidades de comunicación son un factor clave para que el terapeuta pueda expresar empatía, comprensión y validez de las emociones, además de proporcionar un intercambio de información de manera fluida con el paciente.
  • Gestión del estrés: para evitar el agotamiento mental es conveniente realizar una correcta gestión del estrés. Deben trabajar en habilidades efectivas para abarcar situaciones estresantes.
  • Flexibilidad emocional: el paciente durante el proceso de la terapia es normal que sus emociones vayan cambiando y el terapeuta debe estar preparado para adaptarse a éstos cambios. Es necesario que su enfoque se ajuste a las necesidades del cliente y según las circunstancias del momento.
  • Modelo de regulación emocional: los terapeutas son para los clientes un modelo de regulación emocional. Si muestran cómo gestionar las emociones de manera saludable, el paciente se siente motivado para afrontar las suyas.
  • Límites emocionales: cuando hablamos de límites emocionales, hay que dejar claro que son necesarios establecerlos pero sin perder la conexión emocional entre ambos. Los límites son saludables tanto para el paciente como para el terapeuta pero si se exceden, se puede romper el vínculo creado y que tanto cuesta forjar en las primeras sesiones.
  • Entorno terapéutico seguro: cuando se ponen en práctica éstas habilidades, a la vez se crea un entorno terapéutico seguro y además impulsa el crecimiento del cliente.

Consecuencias de la falta de habilidades para la gestión emocional

La falta de habilidades para la gestión emocional en psicoterapia puede tener múltiples consecuencias para ambas partes (cliente y terapeuta). Algunas de las posibles consecuencias son:

  • Agotamiento: cuando no hay gestión emocional, hay riesgo de agotamiento ya que la terapia puede requerir cierta exigencia y la falta de habilidades para ella puede ser impactante de manera negativa.
  • Menor efectividad: la terapia puede tener una menor efectividad si no existe gestión emocional por parte del profesional, ya que es necesario comprender y abordar las emociones del cliente de manera correcta.
  • Riesgo de daño al cliente: si el terapeuta no consigue gestionar sus emociones, pueden ser proyectadas al paciente y generar cierto daño innecesario.

En última instancia, las habilidades de gestión emocional contribuyen al bienestar del terapeuta, pero también a la calidad y eficacia de la terapia.

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