Cada vez es más necesario en los escenarios educativos idear estrategias para lidiar con los casos de violencia y acoso escolar. Las relaciones entre alumnos de una misma institución educativa deberían ser paritarias y simétricas. Sin embargo, el maltrato entre iguales a lo largo de la extensa mayoría de países del mundo es un fenómeno general que se produce más allá del género y la clase social, y que se vive en todas las instituciones educativas.
Con el objetivo de apaciguar las consecuencias negativas de esta problemática, recientemente se ha creado la figura de un agente capaz de prevenir conductas de riesgo en niños y adolescentes de una comunidad escolar: el coordinador de bienestar y protección. Para disipar algunas dudas que puedan surgir al respecto, en este artículo desarrollaremos qué es un coordinador de bienestar y protección y cuáles son las principales funciones con las que debe cumplimentar la persona que ocupa este perfil dentro de un centro educativo.
El lugar del centro educativo frente a casos de acoso o bullying
Las situaciones en las que acontece un caso de acoso escolar o bullying a la mayoría de las personas nos resultan familiares: suelen ocurrir en algún punto apartado del patio escolar, durante el recreo, en los baños, en el comedor, o «a la salida». Como podemos notar, el común denominador entre todos estos sitios es que, en ellos, la posibilidad de la intervención adulta es relativamente baja. Por esa razón, es habitual que los distintos agentes que integran una comunidad educativa —directivos, profesores, no-docentes, familiares, otros estudiantes, etcétera— se preocupen por generar nuevas formas de supervisar aquellos espacios “irrestrictos” que escenifican los casos de violencia entre estudiantes.
No obstante, la tarea del centro educativo frente al bullying no es fácil, ya que este fenómeno no siempre acontece dentro de los límites físicos y/o temporales de la escuela. Décadas atrás, era habitual que suceda en el entorno habitual de la víctima, como en el trayecto de su casa al colegio, en el club o en la plaza. Sin embargo, hoy en día parte de este fenómeno se ha trasladado al plano virtual. En la era digital, el hecho de que todos los adolescentes estén en posesión de un teléfono celular permite la difusión rápida de información con el objetivo de causar un daño a otro.
Por ejemplo, mediante redes sociales se habilita la posibilidad de compartir datos falsos acerca de otros estudiantes en cuestión de segundos, la divulgación de fotos o imágenes sin consentimiento, o la exclusión de los círculos sociales en contextos de virtualidad. El cyberbullying ha hecho que, por lo tanto, sea todavía más complejo para los adultos mantener el control sobre las conductas que podrían llevar a cabo los chicos. El lugar del centro educativo es complejo y a la vez crucial para el afrontamiento de esta problemática. Para resolver estos desafíos, desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional se ha creado la figura del coordinador de bienestar y protección en la comunidad escolar. A continuación, describiremos su rol y cuáles son las funciones que desempeña.
¿Qué es un coordinador de bienestar y protección?
Un coordinador de bienestar y protección es un rol novedoso dentro de las instituciones educativas, que ha de encargarse de prevenir, registrar y actuar ante situaciones de violencia en el contexto escolar. El objetivo general de los coordinadores de bienestar es la promoción de centros educativos donde se promulgue una cultura respetuosa y pacífica.
En primera instancia, el perfil de un coordinador de bienestar y protección se ajusta al de un agente capaz de idear estrategias de sensibilización a toda la comunidad educativa sobre problemáticas como la violencia y el acoso escolar. Tal habilidad está relacionada a la capacidad de prevenir nuevas situaciones de acoso dentro y fuera de la escuela. Tomar decisiones adecuadas, centradas en la prevención, y fomentar el desarrollo de competencias socioemocionales en profesores y alumnos son estrategias que aumentan las posibilidades de afrontar el acoso escolar con creces.
Sin embargo, también es necesario que los coordinadores de bienestar y protección . estén capacitados para intervenir en los momentos de conflicto. Su acción debe ser rápida, efectiva y responsable. Esto supone, por ejemplo, tener la capacidad de favorecer el diálogo entre familias, alumnado y directivos cuando se desencadena una situación entre dos alumnos, en la que uno es agredido por otro. Al mismo tiempo, debe ser capaz de coordinar cuando sea necesaria la intervención de un servicio social competente e informar a las autoridades.
Además de las enunciadas, de acuerdo con la guía publicada por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, otras de las funciones del coordinador de bienestar y protección son las siguientes:
- Identificarse ante los estudiantes, padres y personal del centro como la persona a la que deben acudir si detectan o sufren acoso dentro del ámbito escolar.
- Desarrollar planes de formación de prevención y detección precoz dirigidos tanto para el personal del centro como a los padres y al alumnado. La planificación es el aspecto distintivo de los coordinadores respecto a otras figuras del centro.
- Promover la cultura del buen trato en niños y adolescentes.
- Informar a los profesores y directivos sobre cuáles son los protocolos que deben cumplimentarse cuando se detecta un caso de violencia de cualquier tipo.
- Fomentar la resolución pacífica de conflictos
- Fomentar el respeto a los alumnos y alumnas con discapacidad o cualquier otra circunstancia de especial vulnerabilidad o diversidad.
La transición de la teoría a la práctica
En definitiva, el hecho de que se haya creado este nuevo rol y que se promulgue la implementación del mismo al interior de las instituciones educativas supone un gran avance en materia de la lucha contra la violencia en niños y adolescentes. Teniendo esto en consideración, el paso siguiente a dar es el traslado de los desarrollos teóricos al plano práctico. Instaurar un proyecto como este es, en sí mismo, también un desafío. Así y todo, si consideramos cuán cruciales son las funciones que desempeña un coordinador de bienestar y protección para afrontar la violencia y el bullying en niños y adolescentes, la recompensa parece ser muy prometedora.
