¿Qué son los productos de proximidad? 10 razones para comprarlos

¿Qué ventajas tiene comprar este tipo de productos en el contexto de un mercado global?

Productos de proximidad

Cuando hablamos de productos de km 0 nos referimos a productos, generalmente comestibles, cuya venta se lleva a cabo en un área a pocos kilómetros de la de producción.

El km 0 como tal es un concepto que significa consumo de corta distancia. Tiene como objetivo reducir los pasos que hay desde que el productor recoge un alimento para ser vendido hasta que el consumidor se lo pone en la boca. Se trata de una alternativa al suministro de alimentos a gran escala.

Las 10 buenas razones para comprar productos de proximidad

Esta forma de comercializar los productos beneficia a productores, consumidores y a la propia humanidad y el planeta. A continuación vamos a ver cuáles son las 10 razones para comprar estos productos de proximidad.

1. Son productos más frescos

Los productos de proximidad son más sabrosos. En el momento de su recolección mantienen intactas sus propiedades, por lo que aportan un mejor contenido nutricional.

Los productos de proximidad son por definición estacionales. Solo encuentras productos de temporada, naturalmente frescos sin la necesidad de conservantes. Tampoco han estado en cámaras de frío o envasados durante semanas como los productos que viajan miles de kilómetros antes de que los compres.

2. Disfrutas de olores y sabores estacionales

En el mercado podemos encontrar productos que vengan de Chile, Marruecos o Nueva Zelanda. Pueden ser incluso alimentos ecológicos, aunque han sido cultivados en el otro lado del planeta.

El consumo local te permite redescubrir los sabores típicos de los productos que nacen en tu tierra. Cada estación es diferente para el paladar, la vista y el olfato. Respetar el ciclo natural de las frutas y verduras hace que estas sepan muy bien.

3. Respetas y fomentas la biodiversidad

Con el consumo de proximidad respetamos que se continúen produciendo y conservando variedades autóctonas de diferentes especies agroalimentarias, algunas en peligro de desaparición. Muchas son muy desconocidas por la mayor parte de la población, pues están fuera de los grandes círculos de consumo.

4. Es fiel a tus deseos como consumidor

Los consumidores cada vez estamos más concienciados e informados sobre las características de nutrición y seguridad alimentaria. Saber sobre el origen de tus alimentos y otros productos te ayudará a tomar buenas decisiones de compra y a cuestionar muchas cosas.

De este modo el valor del producto no va solo en función del precio, sino que también tiene el del significado que los consumidores le reconocen

5. Tiene el valor que pagas

Ya sabemos que desde que el productor envía el producto hasta que llega a nuestra boca hay un coste asociado muy grande. Los embalajes, las neveras para conservar el producto hasta que se envía finalmente a su destino… todo incrementa los costes.

Además vivimos en un mundo globalizado, y el hecho de que se puedan enviar productos de un lado al otro del mundo hace que esto se vea agraviado. La mano de obra en muchos países es más barata y se incentiva el transporte de productos de un sitio a otro, pagando el combustible de barcos, camiones, etc.

6. Evitas la distribución a gran escala puede

En países con unos precios de producción más barata estamos incentivando un consumo que no es un buen modelo para la comunidad ni para el planeta. Además, los monocultivos y los pesticidas son indispensables para este modelo de negocio.

Si compramos a nivel local no estamos fomentando este modelo de consumo que perjudica mucho a los productores locales. Además, alimentar el modelo no es bueno para los campesino de países subdesarrollados que producen y producen sin tener una recompensa suficiente por su trabajo.

7. Cuidamos el planeta

Si elegimos productos de proximidad estamos promoviendo la salud medio ambiente y luchamos contra el cambio climático. La emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero es un hecho cuando hablamos de distribución a nivel global.

Además, una vez usados todos los embalajes y envases de plástico hay que reciclarlo o es un grave problema para el planeta. La acumulación de residuos plásticos no hace más que incrementar año tras año.

8. Proteges tu salud

La producción en masa está indiscutiblemente asociada a los monocultivos y al uso de pesticidas, fertilizantes de síntesis, herbicidas… Se trata de un conjunto de sustancias químicas que no deberían formar parte de nuestros alimentos de forma natural

Pueden ser dañinos para nuestra salud, especialmente para nuestros sistema nervioso y en el caso de niños y personas mayores. Con esto tampoco significa que el producto de proximidad sea ecológico, pues no tiene por qué tener ningún certificado. Se basa más en la confianza establecida entre el productor y el consumidor.

9. Mantienes las tradiciones

Los productos de proximidad dan importancia a la tradición. La manera de hacer las cosas como siempre es un valor añadido. Además, cada vez está más valorado, y ya hay muchos restaurantes de calidad y a la filosofía slow food que abogan por el uso de este tipo de productos.

Vale más por lo tanto la confianza en la venta de proximidad que al propio sello ecológico. Se favorecen las comunidades de tu zona y se promociona el entorno inmediato. Esto contribuye a que las pequeñas explotaciones familiares, agrarias y ganaderas puedan continuar funcionando.

10. Participas en una economía local justa

El futuro de una persona pasa por poderse ganar bien la vida. Si aceptamos un mercado en el que quienes producen ganan muy poco estamos haciendo un flaco favor al mundo. Además, el empoderamiento quienes producen puede hacer cambiar el ritmo de las cosas a nivel global.

Una economía local justa y de futuro para las personas crea formas de intercambio y cooperación entre los productores y los consumidores que beneficia a todo el mundo. El gran consumo está en manos de grandes empresas, y solamente miran por sus intereses, haciendo que muchas lo que dan a los productores no sean a precios justos.

Referencias bibliográficas

  • Montagut, X. (2006). Alimentos globalizados: soberanía alimentaria y comercio justo. Barcelona: Icara.

  • Paoletti, M.G., Stinner, B.R. y Lorenzoni, G.G. (1989). Agricultural Ecology and Environment. Nueva York: Elsevier Science Publisher B.V.

  • Reguera, P. y Iglesias, P. (2015). Asturias, cocina de proximidad. Oviedo: Ediciones Nobel.

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