Aneurisma cerebral: qué es, tipos, síntomas y causas frecuentes

Esta condición neurológica puede poner en riesgo la vida del paciente.

Aneurisma cerebral

El sistema circulatorio está formado por los vasos sanguíneos, encargados de transportar la sangre. Estos se clasifican en: arterias, arteriolas, venas, vénulas y capilares.

Cuando una zona de la pared de un vaso sanguíneo se debilita aparece el llamado aneurisma cerebral, una especie de saco que se puede romper y producir una hemorragia cerebral.

En este artículo conoceremos los diferentes tipos de aneurismas cerebrales, según tres criterios de clasificación: su morfología, su etiología y su tamaño. Además, conoceremos donde ocurren con más frecuencia y cuáles son los factores de riesgo asociados a ellos.

Aneurismas cerebrales: ¿qué son?

Los aneurismas cerebrales, también llamados aneurismas intracraneales, son zonas concretas de las paredes de los vasos sanguíneos o las arterias, que son débiles y que provocan que sobresalga una especie de saco o balón (es decir, las paredes se dilatan provocando este ensanchamiento).

Ese balón se llena de sangre y puede presionar un nervio o un tejido cerebral circundante. Si el saco se llena mucho y ejerce mucha presión, se puede llegar a romper y derramar sangre en el tejido que circunda. Este fenómeno se denomina hemorragia.

Sin embargo, puede ocurrir que los aneurismas sean tan pequeños que no lleguen a sangrar o a causar problemas, como veremos más adelante.

¿Dónde ocurren?

Polígono de Willis
El Polígono de Willis, la región cerebral donde suelen ubicarse la mayoría de aneurismas cerebrales.

Los aneurismas cerebrales pueden aparecer en cualquier parte del cerebro. Sin embargo, la mayoría de ellos aparecen en la base del cerebro; esta zona también se denomina círculo de Willis o polígono de Willis.

En el círculo de Willis se encuentran diferentes zonas donde suelen ocurrir los diferentes tipos de aneurismas cerebrales. La gran mayoría (el 85% de los casos) afectan a la arteria carótida interna de dicha zona, afectando también a sus ramas intracraneales.

Factores de riesgo

Existen una serie de factores de riesgo que se han relacionado con la aparición de los distintos tipos de aneurismas cerebrales. Estos incluyen principalmente la hipertensión (presión arterial alta), el alcoholismo, el tabaquismo, el abuso de sustancias (especialmente la cocaína), el uso de anticonceptivos y el uso de anticoagulantes.

Por otro lado, el tener una edad avanzada también supone un mayor riesgo de desarrollar un aneurisma cerebral (y un mayor riesgo de no obtener éxito en la cirugía, sobre todo a partir de los 50 años). Además, el hecho de presentar antecedentes familiares de aneurisma cerebral (especialmente en familiares de primer grado) también implica mayor probabilidad de desarrollar uno de ellos.

Mayor riesgo de ruptura

En cuanto al riesgo de que un aneurisma cerebral acabe rompiéndose, un estudio realizado por la Clínica Mayo (Estados Unidos), encontró que la localización del mismo influye en la probabilidad de romperse o no.

Así, encontraron que los aneurismas situados en la zona posterior del cerebro tienen más riesgo de romperse, en comparación a los localizados en la parte frontal. Por otro lado, tener una historia previa de ruptura de aneurisma también incrementa la probabilidad de que uno de ellos se vuelva a romper.

El mismo estudio concluyó también que cuando el riesgo de ruptura es muy bajo, es mejor no tratar ni operar el aneurisma.

Aneurisma cerebral roto
A la izquierda, un aneurisma cerebral antes de romperse. A la derecha, cuando ya se ha roto y ha dado lugar a una hemorragia. En cualquier caso, hay que aclarar que muchas personas viven con aneurismas que nunca llegan a romperse. Fuente: Clínica Mayo

Tipos de aneurismas cerebrales

Existen diferentes tipos de aneurismas cerebrales, según diferentes criterios que utilicemos para clasificarlos.

Nos basaremos en tres criterios de clasificación: la morfología, la etiología y el tamaño.

1. Según su morfología

Según su forma, encontramos tres tipos de aneurismas cerebrales: el sacular (implica la mayoría de los casos), el disecante y el fusiforme.

1.1. Aneurisma sacular

El primero de los tipos de aneurismas cerebrales, el aneurisma sacular, también se conoce como aneurisma “baya”, y constituye entre el 66 y el 98% de los aneurismas cerebrales. La mayoría de estos aneurismas no son congénitos, es decir, que son adquiridos. Aparecen especialmente en personas que padecen sífilis, una enfermedad de transmisión sexual.

El aneurisma sacular consiste en un saco de sangre redondo en forma de bolsa, que se une por el cuello a una arteria o rama de un vaso sanguíneo. La mayoría de los aneurismas saculares aparecen en adultos, y se localizan en la base del cerebro; por otro lado, gran parte de estos tipos de aneurismas cerebrales tienen su origen en bifurcaciones arteriales.

1.2. Aneurisma disecante

El segundo tipo de aneurisma, el aneurisma disecante, aparece generalmente en el sistema vertebro-basilar. El sistema vertebro-basilar incluye un grupo de arterias intracraneales que irrigan tres zonas del encéfalo: el cerebro posterior, el cerebelo y el tronco encefálico. Se trata del único sistema donde dos arterias diferentes se fusionan continuando en una arteria única.

Los aneurismas cerebrales disecantes aparecen más en hombres que en mujeres. Generalmente, los aneurismas disecantes aparecen por un golpe (o lesión) en la cabeza.

1.3. Aneurisma fusiforme

Este tipo de aneurisma se forma a través del ensanchamiento (dilatación) de todas las paredes del vaso sanguíneo (es decir, que la dilatación se forma a ambos lados de la arteria). Esta dilatación tiene forma alargada y tortuosa; su diámetro y longitud puede variar. Así, se trata de segmentos arteriales dilatados y tortuosos.

En los aneurismas fusiformes no existe un cuello definido, y los trayectos que abarca son largos. Finalmente, estos tipos de aneurismas cerebrales se localizan especialmente en la circulación sanguínea posterior.

2. Según su etiología

Según la causa, también encontramos diferentes tipos de aneurismas cerebrales. La mayoría de ellos son adquiridos, y aparecen como resultado de una anormalidad o una debilidad (que suele ser innata, eso sí), en la pared de las arterias. Esta debilidad puede desembocar o no en aneurismas. Sin embargo, también existen los aneurismas congénitos (que aparecen desde el nacimiento).

Por otro lado, es cierto que existen personas con anomalías genéticas que acaban desarrollando aneurismas; estas alteraciones pueden ser malformaciones arteriovenosas (propias de trastornos circulatorios), una enfermedad que causa riñones poliquísticos o una enfermedad del colágeno (componente de la piel y los huesos), entre otras.

Así, existen diversas causas que originan aneurismas, que implican el desarrollo de diferentes tipos de ellos; sin embargo, la más frecuente es una lesión vascular (trauma vascular), seguida de aterosclerosis (acumulación de sustancias en las paredes de las arterias), vasculopatía (trastorno de los vasos sanguíneos) y un gran flujo sanguíneo.

Otras posibles causas son las infecciones (son los llamados aneurismas micóticos, considerados poco frecuentes), traumas, neoplasias (masa anormal y descontrolada del tejido) y abuso de sustancias adictivas.

3. Según su tamaño

Según el tamaño, encontramos, a grandes rasgos, tres tipos de aneurismas cerebrales: los pequeños, los grandes y los gigantes.

Los aneurismas cerebrales pequeños suelen tener un tamaño de menos de 11 milímetros de diámetro; los grandes tienen un tamaño de entre 11 y 25 milímetros de diámetro, y los aneurismas más grandes de todos, los considerados gigantes, pueden llegar a tener más de 25 milímetros de diámetro. Este último tipo de aneurismas afectan a más de una arteria.

Referencias bibliográficas

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  • Kelly, M. (2007). Stent Reconstruction of Wide-Necked Aneurysms across the circle of Willis. Neurosurgery 61[ONS Suppl 2].

  • National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NIH). (2016). Aneurismas cerebrales.

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